La universidad: ¿Espejo o Modelo?

El Ing. Marcelo A. Sobrevila se hace esta pregunta, invitando a cuestionarse y debatir sobre la crisis presente en la universidad argentina.

Es evidente que la sociedad argentina ha recibido una acentuada herencia hispánica como base, a la que se agregaron culturas autóctonas varias, más otras que son productos de la inmigración de principios del siglo 20. Por algo se suele decir que somos un “crisol de razas”. Actualmente está sometida también a los embates de la crisis global de principios recibidos de todo el mundo. Como se escucha decir a los sociólogos, “el mundo se ha convertido en una gran aldea”. Conforme varios pensadores ilustrados, las sociedades del mundo están en crisis y esa crisis se ha introducido también en la universidad argentina. Si consultamos a diversas personalidades universitarias de nuestra nación sobre qué es hoy la universidad, bien variadas han de ser las respuestas.

Pero tras un fondo que no podemos percibir claramente, está la pregunta esencial. En el momento actual, ¿la universidad argentina es espejo o modelo de su pueblo?, queriendo expresar con ello lo que sigue.

a) La universidad modelo: debe ser un ente perfecto, inmaculado, ideal, teórico, que debe guiar al pueblo que se sirve de ella, para lograr que ese pueblo la mire y trate de imitarla.

b) La universidad espejo: debe ser el lugar en que se refleja el pueblo que la sostiene tal como ese pueblo es, para ser el centro de una cultura en evolución creciente que marcha hacia la perfección.

Difícil prueba es elegir. Desde la universidad nacional -que el Estado sostiene con el aporte de los contribuyentes, y que por ello tiene la obligación de ser eficiente y cuidar esos recursos-, hasta la universidad privada -que practica el derecho constitucional de enseñar y aprender, haciéndolo como ella misma lo decide, con el riesgo en algún lamentable caso, de transformarla sólo en un beneficio de los patrocinantes-. Pero en todos los casos subyace la incógnita de si es espejo o modelo de algo que está metido en su alma misma. 

Ing. Marcelo Antonio Sobrevila
Miembro de Número de la Academia Nacional de Educación