Osvaldo Bayer en la FRBB (I)
El viernes 31 de octubre se presentó en la Facultad Regional Bahía Blanca de la UTN, el historiador, escritor y periodista Osvaldo Bayer, quien dio una conferencia por más de tres horas en el Aula Magna de la Facultad ante aproximadamente trescientas personas, titulada «86 años de democracia» .
Presentación de la cátedra Osvaldo Bayer
Antes de brindar su ponencia, el Director de Prensa y Cultura, Ing. Alejandro Iglesias, explicó los alcances de la política implementada por dicha Dirección, tendiente a la creación de un ámbito de discusión y debate de las ideologías, la historia contemporánea, la problemática social, nacional y regional y las prácticas políticas. Destacó que a lo largo del año se llevaron a cabo distintas actividades de este tipo, con personalidades relevantes en cada una de las charlas. Al mismo tiempo anunció que se continuará con esta política de extensión cultural a la comunidad, haciendo hincapié en que la UTN, a pesar de ser una universidad con carreras tecnológicas y no pertenecientes al espacio de las humanidades, tiene ahora un nuevo desafío. También hizo referencia a la actual situación que atraviesa la Universidad, y lo difícil que se hace llevar a cabo este tipo de actividades.
En este marco se anunció que a partir del momento de la visita de Osvaldo Bayer se crearía la «Cátedra Abierta Osvaldo Bayer, por la Paz y los Derechos Humanos». La ceremonia de apertura concluyó con la entrega de una placa recordatoria a su contribución a la cultura argentina, y por su presencia en la comunidad tecnológica.
Osvaldo Bayer nació en Santa Fe en 1927. Estudió Historia en la Universidad de Hamburgo (Alemania) de 1952 a 1956. De vuelta en la Argentina se dedicó al periodismo, a la investigación histórica y a guiones cinematográficos. Trabajó en los diarios Noticias Gráficas, en el patagónico Esquel y en Clarín, del cual fue secretario de redacción, y en diversas revistas. Fue Secretario General del Sindicato de Prensa de 1959 a 1962. Por el libro La Patagonia Rebelde y el film del mismo nombre fue perseguido y tuvo que abandonar el país en 1975. Vivió en el exilio, en Berlín, hasta su regreso a Buenos Aires, en 1983. Actualmente colabora en Página/12.
Ha publicado los siguientes libros: Severino Di Giovanni, el idealista de la violencia(1970); La Patagonia Rebelde (Los vengadores de la Patagonia trágica, 1972-76 cuatro tomos); Los anarquistas expropiadores (1974); Radowitzky, ¿mártir o asesino? (1974); La Rosales, una tragedia argentina (1974); Exilio (1984, en colaboración con Juan Gelman). Fue el guionista de los filmes La Maffia (1972); La Patagonia Rebelde (1974); Todo es ausencia (1983); Cuarentena: exilio y regreso (1984); Juan, como si nada hubiera pasado (1986); La amiga (1989); Amor América (1989); Elizabeth (1990); El vindicador (1991) y Panteón Militar (1992); los últimos seis en coproducción con Alemania.
La conferencia
La conferencia consistió en una descripción cronológica (revisionista) desde la época de la conquista del desierto, destacando la parte inhumana del procedimiento utilizado para la «recuperación» de los territorios de la patria ocupados por los pueblos aborígenes, hasta el estado actual en nuestros días.
«Hasta dónde nos han llevado estos 86 años de democracia, que hoy tenemos que presenciar el triste espectáculo de ver a chicos a las tres de la mañana buscando entre la basura algo que comer, cómo es que hemos podido llegar a tan lamentable situación…» , comenzó su ponencia, poniendo el acento en el aspecto humano que la revisión tuvo como eje.
La idea central de toda la charla tuvo su punto de referencia en la fuerte presencia militar a lo largo de la historia. Por ejemplo, dice Bayer «…Para el centenario de la Revolución de Mayo, se realizaron importantes actos militares, pero lo curioso es que los protagonistas de la gesta de Mayo de 1810 fueron civiles».
La reivindicación de la lucha de los «pueblos indígenas que fueron exterminados en pos de recuperación de tierras para la civilización, las cuales fueron luego repartidas entre los mismos generales que participaron de la gesta o a la burguesía que en ese momento estaba en el poder», tierras que luego quedaron vacías, sin explotar o bien vendidas a inversionistas ingleses, sostuvo Bayer. Luego hizo mención a los libros de texto que actualmente se utilizan en la escuela militar, donde todavía se continúan reivindicando esos actos atroces y justificando el accionar.
«Luego de los indios vinieron los trabajadores» , dijo Bayer explicando las primeras manifestaciones de obreros reagrupándose en sindicatos, comenzando con las represiones por parte de la burguesía. «La primera manifestación donde se produce represión se hizo en 1904, donde cae el marinero Juan Ocampo, que recibe los disparos oficiales. Hoy no hay ningún homenaje a este mártir de la lucha obrera.»
Una parte importante de la charla fue dedicada a «LA PATAGONIA TRAGICA»; sabido es que Osvaldo Bayer fue autor del libro que posteriormente se transformó en la conocida película «La Patagonia Rebelde», la cual describe la crisis desatada por los obreros de las estancias de la Patagonia donde los trabajadores pedían mejoras en las condiciones de trabajo, realizando huelgas.
«Resulta realmente incomprensible que un caudillo radical como Hipólito Yrigoyen, cuyo gobierno provino de las clases sociales medias bajas, reprimiera en enero de 1919 de esa manera a los trabajadores, realizando fusilamientos en los que, según cifras oficiales, murieron 600 trabajadores, y casi veinte años después, la embajada de los Estados Unidos, dijo que los muertos habian sido alrededor de 1.100.
Lo curioso de estos hechos trágicos era que tanto el Teniente Coronel Varela del Regimiento I de Caballería, enviado a la represión, como posteriormente el mismo presidente Yrigoyen, sostuvieron que los obreros tenían la razón de sus reclamos. Varela dice «la situación es insoportable, y las exigencias justas, pedidos elementales para la dignidad humana». Otro pedido de los obreros rurales era que se permitiera trabajar a los obreros casados, cosa que los ingleses dueños de estancias no permitían.
Se firma así un convenio entre los peones rurales y el Teniente Coronel Varela, donde se aceptan los pedidos de éstos. A los tres meses los estancieros rechazan el convenio juntamente con las distintas Sociedades Rurales, dando origen a una segunda huelga.»
Bayer cita a un Coronel, segundo de Varela, a quien él mismo entrevistó: «El presidente de la nación, Yrigoyen, me ha dado el bando de la pena de muerte; no quiere ver ninguna huelga más en la Patagonia…»; «Cuando un militar recibe una orden tiene que cumplirla, y la cumplimos. Ud. seguramente no comprenderá porque es civil, tiene mentalidad civil; ellos eran más que nosotros, conocían el terreno y eran mejores jinetes».
La metodología fue nefasta. «Varela mandaba a dos suboficiales con la bandera blanca y pedía a los delegados que fueran a conversar con él para discutir el convenio y cuando llegaban se los fusilaba. Luego, dos horas más tarde, repetía la práctica diciendo que necesitaba otros para continuar el trato y se los fusilaba nuevamente. Me fui de la entrevista sin comprender, porque como soy civil…»
La pregunta que se hace Bayer es saber el por qué del comportamiento de Yrigoyen, ordenando tal masacre. «Yo he tratado de explicármelo; si bien Yrigoyen dio esa orden jamas pensó que podía llegar Varela a ese extremo» explicaba un diputado radical del gobierno de Yrigoyen.
Sin embargo los fusilamientos existieron y no resulta para nada creíble la falta de conocimiento de los hechos por parte del gobierno central.
«Para mi, después de toda la investigación de los sucesos, el cambio de actitud de Yrigoyen se debe a un documento que está en el archivo de la Cancillería Argentina. Hay una carta de la embajada de su majestad británica al comienzo de la segunda huelga donde le señala al presidente Yrigoyen que la corona británica no va a aceptar más que los peones ocupen las propiedades de los súbditos de la corona, caso contrario cuenta con dos fragatas en las islas Malvinas con marinería de desembarco para tomar las instalaciones de los súbditos ingleses, y desalojar a los peones». La opción era: o bien defender la soberanía y repeler la invasión inglesa, o terminar con la huelga; obviamente el hilo se cortó por lo más delgado» .