La Facultad fue invitada a participar en el Programa de Ciudades CIPPEC
A continuación desarrollamos varias notas que tienen que ver con las jornadas donde pudimos ver distintas propuestas presentadas, entre otras, por la UTN FRBB.
El año pasado el CIPPEC con apoyo de DOW inició un trabajo interesante que se llamó “Diálogos Metropolitanos Bahía Blanca 2013” desde donde se entrevistó a 30 líderes de la ciudad, de diferentes ámbitos con el objeto de construir un diagnóstico sobre la percepción de los temas trascendentes de la ciudad, preocupaciones y valoraciones; por sus resultados, se definieron para la etapa siguiente, dos ejes a desarrollar “Resiliencia de Bahía Blanca” y “Problemática del Hábitat”.
Bahía Blanca tiene una prolongada historia de instancias de pensar su modelo de desarrollo y que se inician en la década 50 produciendo diferentes instrumentos de Planificación Urbana. Estos han ido cambiando en cada etapa; para mejor o peor, intervinieron cada uno de ellos en la definición de su infraestructura, en el uso del territorio, todos reflejaron la perspectiva local en el lugar que ocupaba la ciudad en el país y la región. La efectividad de estos instrumentos para armar ciudad puede verse en la comparación de la ciudad real con las metas de cada uno de ellos la intervención del mercado en la producción de ciudad y lo que quedaba afuera de la definición de dichos instrumentos pero que igualmente transforma y construye la ciudad informal. En los últimos años el desafío es, no sólo definir un rumbo sino intervenir en su evolución, gestionar con otras fuerzas que actúan en el territorio y que también la definen. Un nuevo lugar para las políticas públicas de las que depende su sustentabilidad.
Desde hace más de una década existe consenso que las condiciones políticas, económicas e institucionales (nacionales/provinciales) no explican por sí solas la evolución de las ciudades, cada vez tienen más peso las acciones que son capaces de configurar los actores locales; sus recursos, ambientales, culturales e institucionales son los que articulados, generan condiciones para potenciar o limitar sus resultados. La globalización ha generado interacción y tendencia a la homogeinización, sin embargo en paralelo las ciudades profundizan su valor, mejoran su productividad y calidad de vida, en la medida que son capaces de inventar sus especificidades. Lo que le pasa a la ciudad es principalmente lo que sus actores relevantes (individuales y colectivos) decidan y realicen. El capital social y la calidad de vida de una ciudad sustentable, dependerá ya no tanto de planes de desarrollo orgánicos y racionales sino principalmente, de una percepción construida en valores comunes y acciones compartidas. En este marco, la Universidad sigue teniendo un rol preponderante porque aporta el valor irrenunciable del conocimiento.
Pensar entonces juntos en qué, cómo, quienes, con qué y para qué, es diferentes a desarrollar un instrumento tradicional de planificación, es construir un camino juntos para definir objetivos, metas y por sobre todo alcanzarlos. Probablemente sea lo que a principio de siglo pasado fueron capaces de hacer nuestros antepasados, cuando armaron cada ciudad y cada pueblo de la Argentina del siglo XX.
De esto último se trató la experiencia propuesta y coordinada por el CIPPEC en la segunda mitad del año y en la que participamos tanto desde el Grupo de Estudio de Ingeniería Ambiental (GEIA) como del Grupo de Estudio de Ambiente, Química y Biología (GEAQB); en el eje Resiliencia de la Ciudad, del que participó el Dr. Ing. Horacio Campaña, la reflexión se realizó en torno a los potenciales efectos del cambio climático y las capacidades existentes para responder al riesgo, así como desde dónde fortalecerlas con mira a construir una Bahía Blanca sustentable y resiliente. En otro orden, se propuso trabajar sobre los problemas del hábitat de la ciudad, eligiendo el sector definido por el eje que articula ciudad-puerto, que en su desarrollo desde el entubado del Arroyo Napostá hasta la diagonal al puerto definida por las vías del ferrocarril presenta diferentes oportunidades de intervención que mejoraría la calidad del hábitat en cada uno de los barrios por los que atraviesa.
Bahía Blanca es una ciudad relevante regionalmente y particularmente en el área geográfica del estuario, se enfrenta a nuevos escenarios de crecimiento, pero tiene aún condiciones de desarrollo en el que viven miles de bahienses que deben superar déficit esenciales para el desarrollo de una vida digna y plena. Los problemas de la ciudad y la región no se solucionan con nuevas inversiones de gran escala, porque éstas pueden profundizar la brecha social si no somos capaces de construir condiciones locales proactivas de desarrollo sustentable. Considero que este salto cualitativo viene de la mano del desafío de ampliar la escala local para mejorar la comprensión del funcionamiento del área metropolitana de Bahía Blanca y que en primera instancia, debería incluir a la ciudad de Punta Alta.
El trabajo que nos propone el CIPPEC ha sido importante, deberemos continuar, profundizar y ampliar la convocatoria. Por sobre todo nos pone el foco en los procesos que enlazan los recursos locales y que también la universidad debe incorporar para el desarrollo de nuevos conocimientos. Pensar el Desarrollo de un lugar también debe ser repensar desde la complejidad los procesos que hacen que se pongan en movimiento, conocimientos, valores, acciones y recursos para alcanzar lo que nos propongamos y no reproduzcamos la frustración colectiva.
Aloma Sartor
Directora GEIA