Ingeniería e historia
“El ancho de vía en los ferrocarriles de Estados Unidos es de cuatro pies y ocho pulgadas y media.
Es un número bastante extraño ¿por qué se usa precisamente esa anchura? Porque así se hace en Gran Bretaña, y las vías americanas fueron construidas por ingleses expatriados. ¿Por qué los ingleses usaron ese ancho? Porque los primeros ferrocarriles fueron construidos por las mismas personas que habían construido antiguos tranvías y esta es la anchura que usaban.
¿Y por qué ellos usaban tal cifra? Porque utilizaban las mismas plantillas y herramientas que se usaban para construir carruajes con ese espacio entre ruedas. Bien. ¿Y por qué los carruajes usaban esa extraña medida entre ruedas? Porque si hubieran usado otra cualquiera se hubiesen roto en algún viejo camino inglés, ya que esta es la distancia entre las roderas. Así pues ¿quién construyó esos viejos caminos con roderas? Las primeras carreteras de larga distancia en Europa e Inglaterra fueron construidos por el Imperio Romano para sus legiones y han sido usadas desde entonces.
Los carros de guerra de las legiones romanas formaron las roderas iniciales, que a posteriori fueron imitadas por miedo a destruir las ruedas de los carruajes. Ya que los carros fueron hechos para (o por) el Imperio Romano todos tenían el mismo ancho de ruedas.
El ancho de vía ferroviaria estándar en USA de 4 pies y 8 pulgadas y media deriva entonces de las especificaciones originales para un carro de guerra romano.
Y estas especificaciones originales por primera vez no son derivadas, el problema concreto y real que están enfocando es simplemente cómo poder acomodar el ancho de dos traseros de caballo.
Aquí contestamos la primera pregunta, pero ahora otra vuelta de tuerca: cuando vemos una lanzadera espacial en su rampa de lanzamiento, notaremos dos grandes cohetes unidos a los lados del principal tanque de combustible. Son los llamados SRB (Solid Rocket Boosters) y son construidos por Ihrokol en su fábrica de Utah. Los ingenieros que lo diseñaron habrían preferido hacerlos algo más anchos, pero los SRB han de ser enviados por tren desde la fábrica hasta el lugar de lanzamiento. La línea férrea pasa por un túnel en las montañas y los SRB han de caber a través de ese túnel, el cual es ligeramente más ancho que el propio ancho de la vía, el cual es aproximadamente del ancho de dos traseros de caballo. Así pues, el diseño de los cohetes impulsores del más avanzado sistema de transporte del mundo fue determinado hace más de 2000 años por el ancho del traste de un caballo.”
Este pequeño cuento tiene la virtud de intentar iluminar las relaciones entre pasado y presente, ese misterioso balance entre permanencia y cambio que es intrínseco a todo proceso viviente y histórico. Hay pasados que aparentan estar muertos, y otros curiosamente vivos y por decirlo así ”en estado de operaciones“.
Y así como una trocha puede mantenerse durante 2000 años, también ciertos conceptos e ideas.
Desde el “Llegarás al firme“ de Vitruvio refiriéndose a los cimientos, a los conceptos de pre-compresión ya utilizada con éxito por los constructores góticos, y antes por los ingenieros militares romanos y antes por los griegos y antes por los constructores de barcos en el antiguo Egipto.
Uno podría preguntarse por qué los modernos paneles de fibra compactada miden 122mm o por qué los ladrillos miden lo que miden, o por qué en el centro nuestras manzanas miden 250 metros. Y la contestación a todo esto está en el pasado.
En sentido más amplio, así como existe una historia de la Ingeniería, y otra de la Ciencia, es imaginable una historia de las relaciones entre ambas y también de aquellas personas especiales que establecieron los contactos desde Tales de Mileto a Eladio Dieste. También hay una historia de la tecnología, al principio autónoma y .luego dependiente tanto de los avances de la ciencia pura y aplicada como de los requerimientos de los ingenieros. Por último, está la historia del saber institucional y su función de mantener y renovar los paradigmas y cuerpos de ideas que sostienen a las prácticas.
Podemos imaginar que intentar contar estas historias y cómo se entrelazan no sólo es posible sino también necesario. Simplemente porque el ignorar de dónde venimos dificulta entender hacia dónde nos encaminamos, en una circunstancia histórica en que múltiples intereses trabajan para borrar precisamente esto: las huellas del camino recorrido.
Hoy todo parece inventado hace aproximadamente una semana y estos inventos de hoy parecen surgir de la nada. A su vez los próximos inventos en la próxima semana olvidarán y anularán a los actuales, sin que exista un punto de vista y una perspectiva desde donde pueda percibirse un paisaje cultural completo y no solamente la colección de algunos saberes operativos. La visión panorámica de ese paisaje, es pre-condición para elegir libremente futuras metas.
De alguna misteriosa manera la barbarie de la simple y sencilla ignorancia puede ser complementaria de un saber superespecializado.
En palabras de Hannah Arendt: Podemos conocer pero no saber.
Arq. Luis Elio Caporossi