Los leones tecnológicos: símbolos institucionales de fortaleza, sabiduría, y tesón

En la portada del número anterior de UTecNoticias (Año V, N° 16, marzo 2004), bajo el título «Vuelven los leones», el Ing. Antonio Siri presentó la historia de la pareja de efigies que durante más de 30 años estuvieron esperando su devolución al lugar del cual partieron: la sede original de la Facultad en la mansión Dumortier. Durante todo ese tiempo, los leones contaron con el cuidado y conservación del personal del Mercado Victoria primero y más tarde del SENASA, en especial del Administrador Sr. Rubén J. Marcucci, a quien agradecemos el apoyo a las acciones para que la devolución se hiciera posible. También debemos reconocer las gestiones llevadas a cabo ante el ONABE por el Ing. Luis Lovotti, docente de la Facultad.

Hoy, con el retorno de los leones para engalanar la fachada de nuestra Casa, hemos recuperado una parte importante del patrimonio histórico institucional. Este solo hecho parecería suficiente motivo de satisfacción y felicidad para la comunidad universitaria toda.

Sin embargo, la imaginación permite ir más lejos, y bucear en la búsqueda de una simbología institucional que nos provea de un distintivo propio para identificarnos como parte de esta Universidad federal cuya fortaleza se patentiza en la resistencia y victoria sobre los históricos embates contra su propia existencia.

En esta institución donde la sabiduría se busca y se aplica diariamente, el tesón es un rasgo característico de sus alumnos, docentes, no docentes y graduados, quienes dan vida con su esfuerzo diario al «ser tecnológico», del cual todos formamos parte sin importar cuál es el lugar que circunstancialmente ocupamos.

La acepción figurativa de la palabra león, como «persona muy audaz y valiente» concurre a abonar lo antedicho.

Parece sensato entonces, concluir que los «leones tecnológicos» pasarán a distinguir a los integrantes de esta Facultad aportando para ello sus características distintivas tan cercanas al diario quehacer en aulas, laboratorios y oficinas. La «garra» de los tecnológicos no podría estar mejor representada.