Mujeres en la ciencia y la tecnología
El 19 de marzo se desarrolló en la Facultad un Panel bajo este nombre, destinado a difundir y debatir el rol, situación y perspectivas de las mujeres en la ciencia y la tecnología, particularmente en la profesión de la Ingeniería.
A fines de 2009 se gestó en el ámbito del Centro de Graduados de la Facultad, el Movimiento de Mujeres Tecnológicas (ver recuadro). Este grupo organizó con motivo del Mes Internacional de la Mujer, el panel “Mujeres en la Ciencia y la Tecnología”. La actividad fue conducida magistralmente por la periodista Andrea Romero, y contó con la participación de las Ingenieras Olga Cifuentes, Mercedes Marinsalta (ambas docentes e investigadoras de la Facultad), Solange Solsona (Responsable de Producción en la Planta LLDPE de Dow Argentina) y Liliana Cuenca Pletsch, Decana de la Facultad Regional Resistencia de la UTN. Esta última intervención se concretó mediante el sistema de videconferencia. Compartimos a continuación algunos fragmentos de la actividad.Una cuestión de supervivencia nacionalLa apertura estuvo a cargo del Decano Dr. Ing. Liberto Ercoli, quien hizo una clara introducción al por qué de este tipo de actividades:Yo tuve en 2007 el privilegio de representar a la UTN en un congreso de decanos de ingeniería en Estados Unidos. El eje del congreso era la diversidad en la ingeniería -y la diversidad para ellos, en la extraordinaria cantidad de razas, de colores y de distintos tipos de clasificaciones de género que tienen allá, implicaba eso: hispanos, indios (nativos), negros, sajones, mujeres-. En ese momento yo me di cuenta que los problemas de diversidad que podíamos llegar a tener en Argentina, eran simplemente de sexo, ni siquiera de género. El problema es que las mujeres participan en todo el mundo minoritariamente en el recorte del saber de las ingenierías. Allí pude comprender el problema que representa, en un mundo basado en la tecnología y la innovación, el no tener ingenieros propios en formación. Ellos tienen una bajísima tasa de ingreso a carreras de ingeniería, como ocurre aquí y en todo el mundo. Últimamente con China e India como motores de la economía mundial, estos países reclutan los profesionales que antes atraía Estados Unidos.
Como les va a costar mucho tiempo revertir el bajo ingreso de varones a carreras de ingeniería, se propusieron aumentar esa brecha mediante el ingreso de otras minorías, entre ellas las mujeres. Todo esto enfocado desde un problema de “supervivencia nacional”, porque corren el riesgo de que en este momento un 60% de los ingenieros que tienen se están jubilando, y no hay reposición. Conclusión, pueden tener problemas de energía, de medio ambiente, de infraestructura vial, de vivienda, y todo lo que ustedes se imaginen que pasa por la ingeniería. Así que la idea era propulsar desde fuertes planes de inversión de recursos, una mayor participación de la mujer. Han focalizado mucho en tratar de aumentar especialmente la participación de las mujeres en el recorte de la ingeniería. Yo en esa oportunidad quedé prácticamente obsesionado en que esa cuestión de la mujer, nosotros también podíamos revertirla, eliminando un montón de prejuicios que existen, sobre todo a nivel familiar. Los padres somos bastante protectores, entonces impulsamos a que nuestras hijas estudien cosas en las que nos parece que pueden estar más “protegidas” y las desalentamos a que estudien ingeniería, porque tal vez ahí tengan que navegar, estar en la obra, etc. Está determinado estadísticamente que la principal causa de baja participación de la mujer en ingeniería es de prejuicio. Así que me vine muy decidido a impulsar acciones como esta. Y el año pasado, reunido con los graduados tecnológicos, y debatiendo este tema con las chicas de la Facultad, se entusiasmaron y organizaron esto. Y han sobrepasado cualquier expectativa. Ya que en la UTN la proporción de alumnas mujeres es del 20% –en otras universidades argentinas esta cifra va de 50 a 70%-, tenemos que trabajar para revertirlo. Existe un mercado laboral insatisfecho grandemente, donde seguro las mujeres pueden tener las mismas realizaciones profesionales que los hombres, y para eso hay que luchar mucho contra los prejuicios tan arraigados en los hogares y hasta en las escuelas mismas.
¿Qué es el Movimiento de Mujeres Tecnológicas? |
Es una sub-comisión del Centro de Graduados Tecnológicos de la Facultad, que trabaja con el fin de lograr los siguientes fines:
Entre sus objetivos inmediatos, se plantean:
Contacto: mujeres-cegrat@frbb.utn.edu.ar |
¿Por qué ser Ingeniera?
La primera intervención de las panelistas estuvo a cargo de Mercedes Marinsalta, quien respondió a la cuestión de por qué ser Ingeniera: -Principalmente porque la carrera brinda un amplio campo de acción, el título no restringe. Lo digo por experiencia: yo soy Ingeniera Electricista y estoy trabajando en el área de informática. Es un trabajo intelectual, un trabajo creativo. Y se enriquece notablemente cuando podemos conformar grupos de trabajo. ¿Por qué ser ingeniera? Al país y al mundo le hacen falta muchísimos ingenieros más de los que se reciben, porque producen un gran impacto en el progreso de su entorno. A continuación, Olga Cifuentes compartió su experiencia sobre si es difícil estudiar una ingeniería: “Considero que las ingenierías no son fáciles ni para el hombre ni para la mujer; las primeras materias básicas hasta llegar a las materias específicas, son un filtro muy importante. Muchas veces los primeros tropiezos desmoralizan al estudiante. En la actualidad, no se percibe constancia para el estudio, los estudiantes vienen con una cultura de poco tiempo disponible frente a los libros, pocas horas “cola- silla” como se dice vulgarmente y la realidad es que, con asistir a las clases y entender no es suficiente para llevar adelante una carrera de ingeniería. En las materias filtro, matemáticas y física, no es suficiente entender los ejercicios resueltos por un docente en el pizarrón: el alumno debe experimentar el hacerlos solo, ver las dificultades que encuentra y comenzar a desarrollar el “ingenio” que lo ayudará, en su futuro profesional, a resolver como “Ingeniero”. Una vez superada esta instancia, cursando materias específicas, sobre todo las mujeres tenemos que activar ese don innato de la curiosidad, involucrarnos con las obras de la ingeniería que a diario se nos cruzan en el camino”. Y aportó algunos consejos importantes para quienes se plantean estudiar una carrera de ingeniería: “Inicialmente, ante la opción de la carrera, no guiarse sólo por el título de la misma. Se debe conocer el programa de la carrera y las incumbencias del título. Entender lo que se estudia, para qué servirá lo que se está estudiando y la relación con otras materias. En general se estudian las materias como si fueran compartimentos estancos, sin relacionarlas unas con otras. Cuando termina de rendir una materia se “cambia el chip” para ingresar otros datos a un archivo distinto. No se relaciona. También es importante estar preparados para las derrotas, algunas veces injustas porque nos traicionan los estados anímicos, otras porque en el parcial o final nos toca justo el tema que teníamos más desprotegido, o porque no nos alcanzan los tiempos o simplemente porque el estudio fue insuficiente. No dejarse abatir”.
¿Qué errores se deberían evitar al elegir la carrera?
Liliana Cuenca Pletsch: -Una vez que uno tiene claro su vocación, no debería autolimitarse teniendo en cuenta concepciones sociales relacionadas con el género, la futura retribución o la posibilidad de conseguir trabajo. Cuando uno quiere lo que hace, cuando uno eligió la carrera para la que realmente tiene vocación, siempre encuentra el nicho de mercado para ser exitoso.Otra de las preguntas que surgieron en el panel fue si durante el período como estudiante, y luego como profesional, encontraron obstáculos o dificultades por el hecho de ser mujeres. Solange Solsona: -Durante la carrera no, porque en la universidad donde estudié había mujeres y varones por igual, y la universidad es muy abierta, no había problemas. Sí luego cuando empecé a trabajar en una de las plantas. Era una planta donde yo era la única mujer: panelistas, técnicos, operadores e ingenieros eran varones. Era difícil porque uno tiene que demostrar de alguna forma que puede discutir temas técnicos de igual a igual con el resto, que puede no llegar tarde a una reunión porque es mujer, etc. Hoy me siento muy cómoda, sigo trabajando en la misma planta, y hay muchas mujeres. Particularmente en Dow hay una política de diversidad e inclusión muy importante, así que la igualdad de oportunidades para acceder a distintos puestos está.
En el mercado laboral
También se abordó la cuestión de cuán importantes son las competencias no duras o técnicas sino las sociales en el proceso de incorporación y futuro desarrollo profesional. Marinsalta destacó que “las ingenierías históricamente adolecían de formación en las competencias sociales, y esto se está tratando de revertir. Lo que se trata de mejorar es la falta de habilidad comunicacional, lograr comunicarse con efectividad. El conocimiento de idiomas es importantísimo, si no podemos leer en inglés, mucho no podemos hacer los ingenieros porque hay muchísima información en ese idioma. También las herramientas computacionales y la posibilidad de trabajar en equipo son fundamentales. Capacitarse para transformar la sociedad en la que vivimos”. Sobre la dificultad o no para conseguir trabajo, Solsona respondió: -Yo me recibí en diciembre de 2001, por lo cual no era una época muy propicia para insertarse laboralmente. Para no estar sin hacer nada mientras buscaba trabajo, me anoté para una beca del CONICET para realizar un Doctorado en Química. Me otorgaron la beca, empecé con las primeras materias, y cuando terminé el primer cuatrimestre entré en el Programa de Jóvenes Profesionales de Dow –había mandado varios CV pero fue la primera empresa donde tuve una entrevista-. El hecho de haber estado haciendo algo mientras esperaba hizo que no fuera estresante, sabía que tenía si no otra posibilidad; pese a que lo que yo quería era estar en la industria, mientras tanto me estaba especializando, y lo otro podía darse después. Por su parte, Cuenca Pletsch agregó “Yo tuve la suerte de pertenecer a la primera promoción de una carrera que se iniciaba en la región y en la Universidad Tecnológica, así que a mí y a mis compañeros no nos fue difícil conseguir trabajo en las diferentes empresas que había en Resistencia en ese momento. Nuestros propios profesores nos reclutaban para trabajar en sus empresas, o para ser auxiliares de cátedra. Así empezamos con ambas ocupaciones, es decir en la parte profesional y también en la docencia en la Facultad. Yo empecé a trabajar en segundo año de la Facultad y no dejé de hacerlo desde ese momento”.
Hacer lo que se ama, amar lo que se hace
Algo que verdaderamente complementa lo que uno hace es el disfrute por el trabajo. ¿Disfrutan el trabajo? Cifuentes: -Sí, cada vez más. Creo que la experiencia y la continua incorporación de conocimientos dan una cierta seguridad que permite disfrutar más de las tareas profesionales. A esta altura las respuestas a consultas salen casi espontáneas y con seguridad, cosa que no pasa en los primeros tiempos de la vida profesional. Al iniciarnos en la vida profesional, es necesario tener la capacidad de saber que el título nos da conocimiento pero no la experiencia, que siempre es necesario seguir aprendiendo, que en muchas ocasiones un obrero será el mejor profesor de ingeniería en nuestras vidas, que hay que saber escuchar a todos, no imponerse sino lograr el consenso. El peor error es la soberbia… que surge como demostración de ignorancia e impotencia. Solsona: -Sí, seguro, creo que no podría estar tanto tiempo en la planta si no disfrutara de lo que hago. En julio del año pasado cambié de puesto; inicialmente estaba trabajando en la parte de proyectos de mejora de la planta, un trabajo quizás un poco más a largo o mediano plazo que el que hago ahora, que estoy como ingeniera de producción. La planta tiene que estar operando todos los días las 24 hs. del día. En los dos roles fue muy satisfactorio. En el primer caso, diseñando un proceso y viendo cómo se lleva a la práctica, se concreta, y operarlo, es muy satisfactorio. En lo que hago ahora, tiene mucha más interacción con la gente, con los panelistas, los técnicos, pensé que no lo iba a disfrutar tanto pero la verdad es que lo disfruto mucho. Finalmente, ¿es difícil lograr un balance familia – trabajo siendo ingeniera? Marinsalta: -Es importante tener el apoyo familiar. De toda la familia, pareja e hijos, para poder compatibilizar todo. Preponderantemente, poder compartir responsabilidades con la pareja. Eso es fundamental. Si se acuerda eso, todo va a funcionar mucho mejor. Hay que ser flexible, hay que poder acomodar los horarios, las exigencias, y muchas veces dejar de lado algunos anhelos personales. Hay que tratar de integrar todo: familia, lo personal y la vida profesional, tratar de compatibilizarlo.