Una mirada hacia nuestros comienzos

Entrevistamos a la Sra. Elisa Cancian, quien formó parte del personal administrativo de la Facultad en sus inicios. Elisa se desempeñó desde el año 1956 hasta 1987, en que se retiró siendo Jefa del Departamento de Personal.


¿Cómo fue su ingreso a la Facultad?

Yo entré en el ´56 porque dio la casualidad que estaba trabajando con el Ing. Vallés en un Estudio de Ingeniería muy conocido en esa época en Bahía Blanca. El Ing. Vallés estaba como interventor de la Facultad en ese momento, porque a raíz del cambio de gobierno, con la revolución del ´55 se hizo la primera intervención de lo que era la Universidad Obrera Nacional. Empecé como auxiliar, escribiendo a máquina, haciendo un poco de todo, porque realmente no había dinero, no había presupuesto, estaba todo muy en los inicios, poniendo colaboración y buena voluntad.

¿Cómo era el funcionamiento en ese momento?

En la parte administrativa éramos 3 personas nada más, estaba el jefe de bedeles y dos bedeles más. Ese era el plantel con el cual manejábamos toda la pequeña Facultad que recién se iniciaba. Estábamos en Rodríguez y Zelarrayán. Pasaron los primeros alumnos, que hicieron incluso una temporada de huelga, porque no se sabía si se cerraba o no. Lucharon tanto que en definitiva muchos abandonaron y otros siguieron. Algunos se fueron, porque todos esos alumnos que venían de las escuelas fábricas, de las escuelas industriales de aquel momento, eran muchachos que trabajaban y ya muchos tenían su familia formada, así que no iban a perder el tiempo, ellos querían tener un título para mejorar su condición social.

Sus mejores recuerdos de su paso por la Facultad…

La verdad que la mejor época, fue la época de “hacer la Facultad”, porque realmente era algo muy de uno. Porque se fue haciendo a fuerza de lucha, de sacrificio, de poner buena voluntad, de no mirar el reloj para irse. Así que para mí fue una década espectacular la década del crecimiento de la Facultad, del año ´64 (cuando terminó la intervención y se empezaron a hacer los concursos, las designaciones ya más estables) hasta el año ´73. Fue una década magnífica, porque fue una etapa de mucho compañerismo, de llevarnos muy bien con todos. Realmente una época hermosa, donde la Facultad empezó a afianzarse.

¿Cuál fue su experiencia en la actividad pública?

El Estado en sí como rector de las actividades de su personal, en cierta forma -como lo he vivido en carne propia, voy a emplear un término un poco grosero-, embrutece un poco a su empleado, a su agente; sobre todo cuando se rige todo desde Buenos Aires, porque da normas que hay que cumplir, pero no le da la posibilidad de que el empleado se expanda, dé su opinión. En esa época venía un reglamento que había que cumplir nos gustara o no. Muchas cosas se veían mal, pérdidas de tiempo en hacer cosas que a veces nosotros sabíamos que no tenían ningún beneficio, que eran papeles que en definitiva iban al tacho de la basura; había que hacerlo, había que mandarlo porque estaba estipulado así. Nosotros a veces dejábamos de lado esas falencias y poníamos a nivel diario nuestra mejor buena voluntad para que las cosas salieran bien; pero qué pasa: la persona un poco se estanca…. total sabe que el sueldo era seguro, que no había grandes dificultades. Ahora es distinto, supongo. No se cómo se manejará el Estado en este momento, pero todavía algo de eso debe haber.