Un homenaje en la Oficina de Personal
El 27 de setiembre de 2010, nuestra Facultad sufrió el deceso de uno de sus empleados no docentes, Pedro Luis Casagrande, a los 46 años de edad. Recientemente se designó con su nombre a la oficina donde prestara servicios durante más de veinte años.
Pedrito, tal como lo llamaban en el ámbito de trabajo, ingresó a la Facultad el 9 de noviembre de 1987 desempeñándose en el Departamento de Apoyo a la Subsecretaría de Asuntos Estudiantiles. Pasó posteriormente a la Oficina de Personal, hasta el momento de su desaparición física. De destacadas cualidades humanas y dueño de un carácter admirable, su paso por esta institución se ha caracterizado por su alta responsabilidad y dedicación al trabajo, la realización de todas sus tareas con alta eficiencia, el compromiso y permanente preocupación por el prójimo, dando muestras inclaudicables de superación personal y de perseverancia.
Estas cualidades le valieron el infinito afecto y reconocimiento de todos sus compañeros, los cuales, y en conjunto con la Asociación del Personal de UTN – Delegación Bahía Blanca, presentaron el proyecto a la Facultad para que la Oficina de Personal lleve su nombre, como un reconocimiento a su querida memoria. Por ello, el Consejo Directivo sancionó por unanimidad la resolución que formaliza dicho homenaje.
En el acto del descubrimiento de la placa recordatoria, su compañero en la oficina Luis Diez leyó un sentido discurso, que transcribimos a continuación: “Escribí esta palabras con mi alma llena de dolor y mis ojos llenos de lágrimas. Hijo admirable, considerado, leal, solidario, compañero en las buenas y en las malas, alegre y espontáneo, capaz de decir siempre la verdad, incondicional, pendiente del otro, listo para charlar lo que quieras. Amigo del alma, cómo te extraño, estabas lleno de vida, tu partida tan inesperada y amarga nos ha dejado un vacío que jamás se podrá llenar. Gracias Pedrito por tanto cariño que dejaste entre quienes te conocimos y tuvimos el honor de contarnos entre tus amigos y compañeros, sabés que siempre estarás en nuestro corazón. No puedo decirte adiós, solo nos precediste en un viaje que algún día tendremos que hacer también, para encontrarnos todos, para abrazarnos de nuevo y volver a reír juntos”.