«El ruido molesta y enferma»

El 27 de abril se celebró en todo el mundo el Día Internacional de Concientización sobre el Ruido. El propósito de la fecha es promover a nivel internacional el cuidado del ambiente acústico, la conservación de la audición y la concientización sobre las molestias y daños que generan los ruidos.

La Facultad adhiere a la campaña de concientización que promueven diversas ONG del mundo, contribuyendo desde hace años en la lucha contra este flagelo moderno a través de su línea de investigación sobre ruido urbano y su área de estudios y capacitación en seguridad e higiene en el trabajo.
Actualmente, el impacto negativo del ruido en la audición, la salud y la calidad de vida está totalmente aceptado y demostrado por un gran número de estudios científicos y médicos. Está considerado como el agente contaminante “invisible”. Los individuos y las comunidades no aceptan ya que éste sea un producto “natural” e “inevitable” del desarrollo tecnológico, y en consecuencia se demanda y promueve su regulación y control. Como otros agentes contaminantes, el ruido produce efectos negativos en el ser humano, tanto fisiológicos como psicosomáticos y constituye un grave problema medioambiental y social.
La línea de investigación mencionada, que se desarrolla en el Grupo Análisis de Sistemas Mecánicos (GASM) de la Facultad, abarca problemas que comprenden desde el ruido generado por el tránsito hasta el producido por la operación de plantas industriales. Los resultados de las investigaciones teóricas y de campo han contribuido además a seminarios y tesis de la Maestría en Ingeniería Ambiental y del Doctorado en Ingeniería. Se realizan recolecciones masivas de datos en estaciones de medición y modelos teóricos con validaciones experimentales mediante software computacionales.
La lucha contra el ruido es una responsabilidad individual y colectiva, ya que no lo producen solo los demás, sino que lo provocamos todos. Los casos de hipoacusias, por ejemplo, se han incrementado exponencialmente con el acceso al consumo masivo de aparatos para la reproducción musical personal. También el uso incorrecto de sirenas, alarmas y bocinas han deteriorado el ambiente acústico de las ciudades. La lucha contra la contaminación acústica precisa, por tanto, de la concientización y colaboración ciudadanas, así como de una implicación decidida y eficaz de las administraciones competentes, con una legislación y normativas adecuadas.