La UTN: una historia de 60 años de desafíos
El 19 de agosto cumplió 60 años la Ley 13229/48 de creación de la Universidad Obrera Nacional, génesis de la UTN..
Primer capitulo, la UON
El 17 de marzo de 1953 la Universidad Obrera Nacional abría sus puertas. Su sede central, y también laFacultad Regional Buenos Aires, se hallaban en el amplio edificio de la calle Medrano 951, que compartían con la dirección General de Enseñanza Técnica. Al mismo tiempo que estos actos iniciaban los cursos en la Capital Federal, inauguraban el primer ciclo lectivo las Facultades Regionales de Santa Fe, Rosario y Córdoba; unos meses más tarde, el 16 de junio de 1953, lo hacía la de Mendoza. Posteriormente se crearon las de Bahía Blanca y Tucumán, ambas el mismo día, el 28 de enero de 1954, y Avellaneda el 31 de marzo del año siguiente.
La historia se comenzó a escribir en la sesión del 3 de mayo de 1948 cuando ingresó a la Cámara Alta el proyecto de ley suscripto por el Presidente Perón, su ministro del Interior Ángel G. Borlenghi y por el Secretario de Trabajo y Previsión José María Freire. El 19 de agosto de 1948 quedó sancionado sin modificaciones; mediaron entre su presentación y aprobación poco más de tres meses. Las cámarashabían procedido con celeridad; faltaba ahora instrumentar los medios para que la iniciativa se pusiera efectivamente en marcha.
El artículo 18° de la ley fijaba un plazo de noventa días a partir de su promulgación para que el Poder Ejecutivo organizara el funcionamiento de la Universidad Obrera. No obstante, esto recién se concretó cuatro años más tarde, cuando el 7 de octubre de 1952 fue finalmente reglamentada. Esa fecha se fijó como la de fundación por resolución de Rectorado del 23 de enero de 1953.
El 7 de octubre de 1952 el Presidente aprobó por decreto N° 8014 el reglamento de organización y funcionamiento de la UON que la calificaba como “trascendental creación de la Revolución Justicialista”. En los considerandos se exponía que la institución coronaba una larga serie de conquistas destinadas a asegurar condiciones dignas a los trabajadores. Al hacer accesibles al pueblo los instrumentos de la cultura y el saber, contribuía a operar un cambio en la sociedad; la transformaba en una estructura de trabajadores organizados que se distinguiría por su elevada “cultura social”. Se expresaba así una de las ideas que Perón perseguía casi obsesivamente, la de la comunidad organizada.
Cuando la UON deviene en la UTN
Derrocado Perón en 1955, el 9 de octubre de 1959 comenzó a considerarse en Diputados la reestructuración y cambio de nombre de la UON, conjuntamente con la creación del Consejo Nacional de Educación Técnica.
El Diputado por Córdoba, Rafael Hernández Ramírez realizó un examen de la cuestión enmarcándola en la situación universitaria general. Concluyó su intervención en el debate con un esperanzado llamamiento a “que a esta hija que hoy nace, que es la UTN, no la dejen en pañales ni sea la cenicienta entre las universidades pujantes, porque la Universidad Tecnológica es lo que nuestro país necesita para bien de su cultura y de su progreso”.
En la reunión del 14 de octubre de 1959 el proyecto recibió la aprobación casi unánime de noventa y cinco votos sobre ciento un diputados presentes. La Prensa siguió atentamente las sesiones, las reprodujo prácticamente en su totalidad y dedicó a esa información sus primeras planas. Los titulares del día 15 de octubre comunicaban: “Quedó sancionada la ley 14855/59 de creación de la Universidad Tecnológica Nacional”.
El 8 de julio de 1960 se realizó en Buenos Aires la primera colación de grados de la Universidad Tecnológica Nacional, conmemorándose el Día del Graduado Tecnológico en esa fecha.
A pesar de aquel sentido reclamo del Diputado Hernández Ramírez, la inteligente creación de este espacio educativo concebido para articular directamente con el mundo productivo para bien del país, jamás fue acompañada por los gobiernos de turno con los fondos necesarios para su normal equipamiento tanto edilicio, como de laboratorios y cuerpos académicos.
En efecto, las 29 Unidades Académicas de la UTN actuales a lo largo y ancho del país, debieron iniciar sus actividades en casas alquiladas, aulas de escuelas secundarias prestadas, o casas compradas con el esfuerzo de cada comunidad tecnológica.
“Que a esta hija que hoy nace, que es la UTN, no la dejen en pañales ni sea la cenicienta entre las universidades pujantes, porque la Universidad Tecnológica es lo que nuestro país necesita para bien de su cultura y de su progreso”. Diputado Hernández Ramírez, octubre de 1959. |
Tampoco se le suministraron equipos tecnológicos en calidad y cantidad adecuadas, ni suficientes cargos docentes para sus cuerpos de profesores que acompañaran el crecimiento institucional de la universidad que forma más de la mitad de los ingenieros del país.
Debe tenerse en cuenta que la distribución federal de sus sedes, y el carácter duro de sus carreras –principalmente ingenierías- provocan que su funcionamiento resulte particularmente oneroso.
A pesar de todo, esta deuda histórica jamás fue reparada. Sólo la natural vinculación de la UTN con los sectores de la producción, y el tesón y compromiso de los tecnológicos han posibilitado lograr estándares de calidad equivalentes o superiores a otras universidades, hecho que ha sido ratificado con la reciente acreditación de sus carreras de grado en condiciones igualitarias con el resto del sistema.
Si se tiene en cuenta que desde 2003 acreditan las carreras de ingeniería en todo el país, y que la UTN ha sido impactada transversalmente, ya que a diferencia de las universidades clásicas, debe acreditar masivamente casi la totalidad de sus carreras, las demandas de calidad sin los recursos suficientes han sido cada vez más fuertes.
Ni siquiera en estos últimos años, con el declarado propósito de la reindustrialización del país y la marcada necesidad de nuevos ingenieros reconocida socialmente, se han tomado acciones distintivas que –reparando las inequidades del pasado- permitan a la UTN despegar en la misma medida que el país la necesita.
Presente y futuro de la casa de estudios
A lo largo de sus 60 años, la UTN ha desempeñado un destacado rol social.
En ella estudian trabajadores, hijos de pequeños y medianos productores, continúan sus estudios mayoritariamente egresados de escuelas técnicas, para quienes el taller, la fábrica y la obra forman parte de su pasado, presente y futuro. Esa es la razón por la cual sus alumnos y egresados tienen una muy buena adaptación cuando realizan pasantías o se insertan laboralmente. Su organización –centrada en el alumno- permite que éste trabaje y estudie y de esta forma brinda la oportunidad a aquellas familias de condición económica humilde, de que sus hijos accedan a un título universitario, símbolo de la tan preciada movilidad social.
En la actualidad la Universidad posee 58.300 alumnos -47.000 de ellos de Ingeniería- y 10.800 docentes. Debido a su amplia cobertura geográfica -que implica un cierto grado de complejidad para la gestión del conjunto- cuenta con una visión que le confiere un alcance nacional a sus proyectos, promoviendo además un ambiente de colaboración interregional que incrementa su potencialidad e impacto sobre el desarrollo regional y nacional. Asimismo, esta necesidad de interacción entre sus unidades regionales la ha llevado al desarrollo de un moderno soporte de tecnologías de la información y de las comunicaciones, quedando a la vanguardia entre las Universidades Nacionales en estos temas.
Sin perder los lazos que la nutren de estudiantes de todos los estratos sociales y económicos, ha alcanzado niveles de excelencia tanto en ciencia y tecnología como en vinculación y extensión y en metodologías de la enseñanza e infraestructura que permiten acreditar la calidad de la formación de los estudiantes dentro de estándares internacionalmente aceptados. A la vez mantiene, como a lo largo de su historia, un fuerte nexo con las áreas productivas, y la composición de sus planteles docentes con profesionales de gran experiencia en el campo de las aplicaciones, los que nutren sus actividades áulicas con problemas de la realidad productiva.
La misión institucional de la UTN es hoy más pertinente que nunca en este mundo tecnológico globalizado, con una sociedad basada en el conocimiento que ha centrado sus posibilidades de supervivencia en las perspectivas de lograr mejores tecnologías e innovación creciente. La necesidad de ingenieros es global y los países desarrollados no los producen al ritmo que les garantice su continuidad. Es por ello que el país debe generar sus propios tecnólogos y sentar las bases para retenerlos.
Mientras tanto, la comunidad universitaria tecnológica seguirá desarrollándose en base a su compromiso y guiada por los mismos valores que le dieron origen: aquellos que privilegian el trabajo sobre la especulación, la inteligencia sobre la ignorancia, el sacrificio sobre el facilismo, el esfuerzo sobre el ocio, el empeño sobre la pereza.
Sólo la natural vinculación de la UTN con los sectores de la producción, y el tesón y compromiso de los tecnológicos han posibilitado lograr estándares de calidad equivalentes o superiores a otras universidades.
La comunidad universitaria tecnológica seguirá desarrollándose en base a su compromiso y guiada por los mismos valores que le dieron origen: aquellos que privilegian el trabajo sobre la especulación, la inteligencia sobre la ignorancia, el sacrificio sobre el facilismo, el esfuerzo sobre el ocio, el empeño sobre la pereza.