Sobre la misión y la visión de la UTN de cara al futuro

En momentos en los que la UTN se plantea adecuar su Proyecto Institucional de Universidad (PIU) a las problemáticas globales y nacionales, contemporáneas y futuras, el Consejo Académico de la Facultad contribuye al debate con un documento que plantea aspectos novedosos a tener en cuenta.

El documento establece en primer lugar que en la nueva definición de la misión y la visión no debería omitirse la faceta cultural en el rol de la Universidad, puesto que la técnica no puede extraerse de la cultura, ya que ésta abarca los procesos tecnológicos en cada etapa, y en el presente mucho más se retroalimentan y definen.
Puntualiza luego que no debe caerse en una insistencia entre la vinculación de la UTN con la producción, ya que en ocasiones se hace demasiado hincapié en fortalecer la asociatividad con los sectores productivos (lo cual  constituye la génesis y el presente de la UTN). En nuestros días y en los que vendrán, la Universidad tiene un deber más fuerte que es seguir trabajando en la construcción de modelos de desarrollo alternativos que permitan superar el régimen del mandato de las fuerzas exclusivas del mercado (que ya es); más bien deberá trabajar en pos de un desarrollo que se compenetre con los grandes problemas actuales, tanto ambientales como sociales. Al respecto, los científicos y los pensadores contemporáneos se preguntan acerca de cómo trabajar para construir OTRO modelo de desarrollo. No parece acertado insistir solamente en que la misión de la UTN será la de conectarse con la producción. Esta idea constituyó el discurso de los años ‘90, el cual, aunque no ha perdido vigencia, no puede ser tomado como novedoso o de única acción hacia el futuro.

Señala más adelante que tampoco debe soslayarse la temática ambiental como tema medular de la misión y visión de la UTN. Dadas las últimas comunicaciones científicas acerca del cambio global que producirá el calentamiento progresivo (y a corto plazo) del planeta, el ambiente debería ser central en la misión y en la visión, así como lo social, dado que ya no se puede hablar de la ciencia y la tecnología sin estar centrados en la sociedad y la naturaleza como una sola entidad. A su vez,  todo esto es cultura, la cual no se encuentra conceptualmente separada de la ciencia y la tecnología.

Asimismo, recomienda que deben tomarse en cuenta aspectos centrales de la educación universitaria futura a escala global. La UTN debiera estar planteando identificarse como una universidad netamente tecnológica, con el reconocimiento de la visión interdisciplinaria y transdisciplinaria de la misma, lo cual conlleva la necesidad de una formación integrada y para el trabajo en la inter y la transdisciplina, hecho este que constituye también un eje del pensamiento intelectual y científico actual en el mundo.

Sobre la misión de la Universidad Tecnológica Nacional

El quehacer universitario tiene tres grandes rubros por desarrollar: la docencia, la investigación y la difusión y preservación de la cultura, lo cual dicho así, de manera genérica, puede ser cubierto de manera cotidiana, simplemente con la realización de lo que son sus tradicionales actividades. Sin embargo, en el inicio del nuevo  milenio la Universidad, actor importante en el desarrollo de la sociedad, debe replantearse actualizar la definición de sus  desafíos en el marco de responsabilidad como un actor proactivo de la misma;  este análisis no puede estar descontextualizado del proceso de transformación mundial y de la identificación de los aspectos más trascendentes que la caracterizan. En el escenario global y desde los organismos internacionales, existe coincidencia en el reconocimiento de aspectos identificatorios de este proceso, de los problemas más importantes, tanto desde los ámbitos gubernamentales como privados; existe un diagnóstico coincidente de los problemas centrales de la globalización y su contraparte de localización, más allá de las diferentes estrategias que cada vertiente del pensamiento pueda plantear para la superación de los mismos, así como de la interpretación de sus causas.

Un presente complejo

Entre los aspectos centrales que caracterizan en forma unánime las problemáticas contemporáneas sobresalen:

– La progresiva brecha de inequidad en el acceso a los recursos, lo que ha generado que casi dos tercios de la población mundial no accede a los niveles mínimos de cobertura a las necesidades básicas de una calidad de vida adecuada. El aumento de las asimetrías entre países y dentro de sus propias fronteras debilita y pone en riesgo la gobernabilidad.

-El modelo de Desarrollo actual, con apertura y globalización  de mercado, ha generado una utilización de los recursos naturales expoliatorios en un sistema de políticas económicas que no los ha incorporado como recursos finitos y ha generado un proceso de degradación ambiental que pone en riesgo la sustentabilidad planetaria.

– El avance del conocimiento científico y tecnológico, no ha sido capaz de diagnosticar y prevenir los problemas de orden global sino por el contrario, ha acompañado las demandas de los sectores dominantes y ha participado en la creación y multiplicación de nuevas necesidades de las comunidades de mayores recursos. El paradigma tradicional de las ciencias no puede por sí sólo responder a problemas de orden interdisciplinario. Las instituciones científicas y educativas están organizadas replicando una visión fragmentaria de la realidad, lo que conspira con la construcción de una visión integrada y holística de los problemas del Desarrollo.

-Los países periféricos -Argentina uno de ellos- enfrentan un doble desafío: prepararse para integrar el mundo de la cultura tecnológica y así mismo, saldar problemas estructurales de pobreza, exclusión y modernización. Sin embargo profundizar el modelo de modernización ya consolidado no parece ser el camino que conduzca a otra cosa que a replicar los problemas de degradación ambiental, desigualdad y exclusión existentes.

-La Universidad, como una de las  instituciones de construcción del pensamiento y la cultura debe plantearse la necesidad de definir una nueva Misión, que  supere los caminos de optimización del modelo de la década del ’90 de interacción entre la Universidad y el medio. Su lugar es más trascendente, porque se trata de un momento histórico de inicio de una etapa de mundialización del desarrollo, en una cultura donde la tecnología ya no es algo externo que le facilita su vida sino que es catalizadora de procesos de creación y reproducción de la vida misma.

Nuevos desafíos

Es oportuno hacer un esfuerzo por definir la Misión de la Universidad  de forma que pueda mostrar los ejes básicos ya no como una acumulación de metas y modos para cubrir todos los aspectos y particularidades de la vida universitaria, multiplicando aspectos y categorías. Dada la necesidad de producir un salto cualitativo en aspectos trascendentes de la institución, las metas del milenio deberían sintetizar ejes integradores de los principios rectores de la Universidad. Se considera en este sentido la necesidad de incorporar los siguientes ejes:

-La Universidad como institución trascendente en el proceso de construcción del pensamiento, incorporando la dimensión ética tal que atraviese las actividades propias de la institución hacia el medio, así como las actividades de formación y creación de conocimiento.

-El desarrollo del conocimiento y formación desde una visión que favorezca el trabajo interdisciplinario/transdisciplinario, con una actitud de responsabilidad ética individual en su contexto social  y con  responsabilidad intergeneracional.

-La Universidad como institución que trabaja en el campo de la tecnología pero contextualizada en un proceso de transformación cultural, donde la tecnología ya no se considera separada de la cultura sino que la crea y condiciona.

-El reconocimiento de trabajar en la construcción de un pensamiento donde el hombre forma parte del medio natural, lo que traslada la concepción de pensamiento antropocentrista que lo  enfrentaba a la naturaleza,  para sentirse parte de la misma.

-La Universidad como Institución que reconoce la necesidad de fortalecer los procesos democráticos, el reaseguro del acceso libre y gratuito, la defensa de los derechos y respeto  de minorías de todo tipo y la defensa de los derechos humanos.

También la Facultad tiene una misión
La misión institucional de la Facultad, definida por la comunidad universitaria durante la autoevaluación institucional 1999-2000 y aprobada por el Consejo Académico establece que:
«La Facultad será protagonista de la transformación social hacia un desarrollo crecientemente equitativo con base democrática, promoviendo una verdadera distribución social del conocimiento, coadyuvando a la formación universitaria de amplios sectores sociales e incentivando actitudes de aprendizaje y formación continua. Durante este proceso potenciará el pensamiento crítico, la creatividad, la toma de decisiones, la capacidad de diálogo y de construcción de consenso. Sus profesionales utilizarán la formación científico-tecnológica con una visión productiva, totalizadora e integral con responsabilidad y conciencia ética de su rol social»