Una reflexión sobre la seguridad

Nos acercamos a la “Semana de la Seguridad”, que tiene lugar cada año en el mes de abril. La Ing. María Gabriella Heguilén analiza algunas actitudes personales que hacen a la seguridad de todos.

Muchas veces nos quejamos de que no se respetan las normas, que no se hacen cumplir, o que las sanciones para quienes no las cumplen nunca se hacen efectivas o no son las que corresponden. Todos somos responsables y cuando modifiquemos nuestras actitudes cotidianas se logrará el cambio.

Permanentemente vemos y nos enteramos de situaciones que ocurren y que ponen en riesgo a las personas, provocan perjuicios económicos o las consecuencias dificultan o complican su vida diaria.

Buscar solamente culpables no cambia las situaciones. Así como existe el concepto de consumidores responsables, debe existir la convicción de la responsabilidad frente a la seguridad que cada individuo debe asumir con respecto a sí mismo y con respecto a los demás. El consumo responsable tiene como pilares lo que cada ciudadano puede aportar, reduciendo el consumo de agua, de energía, seleccionando cuando hace sus compras aquellos productos con menor cantidad de embalaje, y otro sinnúmero de ejemplos que se podrían citar. Nuestra seguridad tiene que ver con un convencimiento interno: yo me cuido porque quiero estar bien y cuido a los que me rodean porque quiero que estén bien y porque los respeto.
Hagamos un simple ejercicio mental y pensemos en aquellas actividades que realizamos a diario, en nuestras casas… en nuestro trabajo… en la calle:

  • Cortar el césped… ¿Uso anteojos de seguridad? ¿Detengo la cortadora antes de revisar si está atascada?
  • Cocinar… ¿Qué enciendo primero? ¿La llave de gas o el fósforo?
  • Salgo a hacer compras, voy al supermercado… ¿Alguna vez presté atención a la ubicación de las salidas de emergencia?
  • Vivo en un edificio… ¿Alguna vez me preocupé por los matafuegos? ¿Donde están? ¿Se puede acceder a ellos? ¿Hay un plan de evacuación? ¿Qué tal si lo practicáramos?
  • Mis hijos van a bailar a un boliche… ¿Alguna vez me preocupé por saber cómo funciona? ¿Hay salidas de emergencia? ¿Cuántas personas habrá dentro?
  • Estoy en la playa caminando… encuentro un trozo de vidrio, ¿lo recojo o sigo caminando sin preocuparme, total yo no me lastimé?
  • Manejando mi vehículo… ¿Uso el cinturón de seguridad? ¿Le pido a quienes viajan conmigo que también lo usen?
  • Tengo en mi casa productos químicos para limpieza…¿Los fraccioné y conservé en envases de bebidas?

Con demasiada frecuencia se le atribuye a la suerte el no haber sufrido un accidente.
No dejemos librado a la suerte algo que está en nuestras manos manejar; tengamos en cuenta que todos los accidentes son precedidos por una serie de comportamientos, prácticas o condiciones inseguras, que pueden detectarse prestando atención a lo que hacemos. Todos estos comportamientos, situaciones y prácticas constituyen lo que se llaman desvíos y no debemos permitir que se conviertan en costumbre mientras no pasa nada, porque en algún momento terminarán siendo lo que motiva el accidente.

Aunque no “pase nada”, aunque no haya normas escritas que establezcan cuáles deben ser mis preocupaciones personales debo recordar que todo lo que yo haga va a influir en mi vida y la de quienes me rodean, y que para que nuestro ambiente sea seguro, “mi ambiente debe ser seguro”.

Gabriela Heguilin

María Gabriella Heguilén es Coordinadora, en conjunto con la Ing. Claudia Orsetti, del Programa de Estudios en Higiene y Seguridad de la Facultad. Desde 1998 dicta cursos de capacitación general en seguridad destinados al personal contratista de las empresas del Polo Petroquímico de nuestra ciudad.