Las universidades enfrentan nuevos desafíos
Las transformaciones que impactan sobre la sociedad como consecuencia de la revolución del conocimiento y de la tecnología se manifiestan también en los ámbitos universitarios. En los países periféricos esto alcanza las particularidades que resultan de la convivencia de sectores de la sociedad que no han alcanzado los estándares de vida de la etapa industrial y por otro, sectores internacionalizados de la sociedad que demandan y se organizan con la lógica posmoderna.
La Universidad, funciona como un espacio institucional que reproduce esta ambivalencia, en una amplia gama de gradualidad que conforma situaciones complejas y que requiere para su abordaje el replanteo de la perspectiva desde donde se trata de solucionarlas. Como aspecto relevante por un lado surge, la necesidad de realizar un salto cualitativo que facilite una formación de los alumnos en el desarrollo de aptitudes y capacidades que les permitan insertarse en un campo socio-productivo atravesado por condiciones tecnológicas de orden global; pero por otro, también las Universidades tienen que trabajar en la formación del conocimiento tal que la institución educativa pueda tener como referencia en sus procesos de enseñanza aprendizaje el marco complejo de las nuevas particularidades de los territorios donde están insertas.
Sin duda estos cambios han impactado fuertemente y como otras instituciones, las universidades también están en crisis ya que la organización de sus recursos y sus procesos tradicionales son insuficientes e inadecuados para seguir alcanzando sus objetivos tradicionales como impulsoras de la creación de nuevos conocimientos, de formación de profesionales con posibilidades de inserción en el sistema productivo y de dar respuestas a problemas territoriales de las comunidades donde están insertas.
En la búsqueda de construir una nueva perspectiva de comprensión del rol que debemos asumir, las dificultades y posibilidades para alcanzarlo, es que la Universidad Tecnológica Nacional en su conjunto ha realizado un permanente esfuerzo de reflexión y análisis que dio lugar a importantes definiciones y modificaciones concretas. En este sentido ha impulsado desde el año 2000 la necesidad de que las unidades académicas se inicien en la realización de procesos de auditorías que permitieran construir un diagnóstico interno de cada Facultad. En nuestro caso, la Facultad Regional de Bahía Blanca ha desarrollado en el año 2001 un proceso de auditoría interno, y desde el año 2002, desarrolló el proceso de Acreditación externa de las carreras de Ingeniería impulsado y coordinado por la CONEAU en el marco de la ley de Educación Superior.
No es el motivo de esta nota detenerme en el análisis de la perspectiva implícita de ese instrumento; aunque podemos ser críticos en cuanto a la rígida metodología adoptada, la casi inexistente mirada sobre los procesos educativos, los desajustados estándares que responden a una Universidad ya superada o que se debe superar, debemos reconocer que su puesta en marcha permitió actualizar un diagnóstico que contrasta algunos aspectos centrales involucrados por medio de parámetros estandarizados utilizados a nivel internacional. Esta limitada perspectiva de un proceso complejo como el educativo requiere para su comprensión, una evaluación superadora que quedará como una tarea permanente pero que debe incorporar el marco de su contexto socio-cultural, político y económico.
En los países periféricos, las Universidades enfrentan desafíos múltiples ya que conviven las necesidades locales donde existen problemas básicos sin resolver que interfieren en el desarrollo integral del sujeto, con sectores que requieren capacidades y desarrollo de conocimiento avanzado en sectores de desarrollo tecnológico y de gestión de la organización de condiciones globales. En función de estas nuevas condiciones, los profesionales que forma deberán estar preparados para insertarse en el mundo productivo global y tener además capacidades y aptitudes para ser sujetos generadores de ideas que puedan interpretar la realidad con espíritu crítico y emprendedor, y que además genere posibilidades de creación de trabajo y riqueza. En suma la Universidad tiene el desafío de producir dentro de sus claustros una transformación cultural que sea fruto de profundizar su relación con el medio, tal que los límites físicos, su actividades y recursos se conviertan en vasos comunicantes para construir caminos de aprendizaje compartido con los diferentes sectores de la sociedad.
Son múltiples los interrogantes a plantear y los problemas a resolver dentro de la Universidad desde una perspectiva totalizadora que permita superar interpretaciones cartesianas de una problemática compleja en la educación.
¿Qué tipo de capacidades y aptitudes debemos ayudar a desarrollar en nuestros alumnos?
¿Cómo trabajar las brechas que resultan entre los diferentes niveles educativos?
¿Cómo podemos transformar las capacidades y el marco epistemológico de la perspectiva tradicional de los docentes?
¿Cómo profundizar las áreas de investigación, desarrollo y capacitación con los recursos necesarios?
¿Cómo interrelacionar y construir capacidades internas de la instituciones universitarias con los requerimientos de una sociedad que presenta condiciones globales y locales cualitativamente diferentes?
¿Cómo enfrentar el desafío de insertar las nuevas tecnologías en los procesos académicos?
Mg. Aloma S. Sartor
Secretaria de Planeamiento