La energía eólica… ¿“luz mala”?

Es sabido que por estar circundada de una amplia región rural de producción agroindustrial, Bahía Blanca cuenta en su cultura con antiguas leyendas de diversos tipos de apariciones aterradoras, unas de cuyas principales protagonistas eran las “luces malas”, mayormente atribuidas a restos óseos de ganado con propiedades fosforescentes…

molinos

… También es un hecho que nuestra ciudad es una zona apta para la instalación de parques eólicos por la dirección y la regularidad de los vientos. Hasta aquí, el lector apreciará como muy dificultoso comprender el título elegido para este artículo y se preguntará cuál es la relación entre ambos temas de este copete. Permítaseme pues, explayarme.

El Grupo de Estudios sobre Energía (GESE) de la Facultad viene realizando desde hace años estudios de campo tanto para la determinación del mapa eólico de la Provincia de Buenos Aires como de las características de los vientos de la Ría de Bahía Blanca. En efecto, en 2008 por convenio con la empresa Dow Argentina y el Consorcio del Parque Industrial de la ciudad se construyó una torre de 60 metros de altura en los cangrejales de Villarino Viejo en la cual se montaron equipos que transmiten en forma remota registros continuos de viento que permiten evaluar la potencialidad eólica de la zona.

Desde mediados de los años ‘90 funcionan tres molinos en Bajo Hondo y uno en cercanías de Pehuen Có, partido de Cnel. Rosales, así como un parque en Mayor Buratovich, partido de Villarino

Asimismo, no menos de una docena de proyectos con distinto grado de desarrollo, vienen siendo impulsados para una amplia región con cabecera en Bahía Blanca.

En la zona de Tres Picos, partido de Tornquist, la empresa estatal Enarsa planea instalar 73 molinos de viento agrupados en dos parques, uno de 35 unidades y el restante de 38, que llevarán por nombre Central Eólica Tres Picos I y Central Eólica Tres Picos II, respectivamente. Ambos expedientes fueron iniciados este año y cada parque permitirá producir entre 52,5 y 57 KW.

Un tercero evidencia mucho mayor grado de avance en la zona de García del Río, a 36 kilómetros de Bahía Blanca, por la ruta nacional 33. En este caso se sabe que se instalarán cinco generadores marca Vestas, con capacidad para producir un total de 10 MW.

En el mes de julio de este año se anunció la construcción del «Parque Eólico Corti», a 17 kilómetros del centro la ciudad, sobre la ruta provincial 51, con una capacidad de generación total de 100 MW. Según la noticia, la iniciativa contará con cincuenta molinos de viento de 2 MW de potencia nominal cada uno. El proyecto abarcará una superficie total de 718 hectáreas sobre un predio total de 1.884 hectáreas que conforman cuatro establecimientos rurales. Cada aerogenerador Gamesa GBX tendrá tres palas, una altura de eje de 78 metros y un diámetro del rotor de 80 metros, con un área de barrida de 5.027 m2 a una velocidad de los rotores entre 9 y 19 rpm. La inversión estimada para el desarrollo de este parque asciende a 100 millones de dólares.

Mientras esta nota estaba siendo redactada, se anunció que la empresa estadounidense AES, la misma que impulsa la construcción de una Central Termoeléctrica en General Cerri, presentó un proyecto para construir un parque eólico de 30 MW, con unos 15 molinos, a escasos 50 kilómetros de la ciudad por la ruta 33.

La mayoría de estos parques se conformarán a partir de las oportunidades que brinda el Cluster Eólico Argentino, que prevé crear 10 mil puestos de trabajo y generar una producción de 1.000 MW eólicos en 8 años.

El “síndrome de turbina eólica”

Si bien se reconoce la extraordinaria importancia estratégica de estas instalaciones por su reemplazo parcial de combustibles fósiles, poco se habla acerca de las consecuencias sobre el ambiente que están siendo investigadas en el mundo cada vez con mayor ahínco. UTecNoticias se ocupó del tema en su número 38 de setiembre de 2009 bajo el título “Ruido en aerogeneradores: ¿cuánto molesta?”, aportando la traducción de un artículo con permiso de su autor, quien concluye que “el sonido de las turbinas de viento altas y modernas no disminuye por la noche y no siempre es un sonido suave (como puede ser durante el día), sino que puede atraer la atención durante la noche por su ritmo pulsante y el contraste con un entorno tranquilo” (http://www.frbb.utn.edu.ar/utec/38/n6.html).

Los generadores eólicos producen niveles sustanciales de infrasonido y sonido de bajas frecuencias. Es una creencia generalizada que el oído humano responde a un rango audible de frecuencias entre 20 y 20.000 Hz y que cualquier sonido más allá de estos límites, por debajo y por encima, es indetectable por humanos. Infrasonido es el término que describe las frecuencias “inaudibles” por debajo de los 20 Hz.

Recientemente, un artículo de investigadores de la Universidad de California en la revista de la Sociedad Americana de Acústica bajo el sugestivo título “Turbinas de viento e historias de fantasmas”, aborda el tema de los efectos del infrasonido sobre el sistema auditivo humano. En él se sostiene que a pesar de que las compañías aseguran que el sonido emanado de las turbinas eólicas es subaudible, indetectable por humanos, estudios recientes de alta sofisticación determinaron la detección de infrasonido por el oído interno humano, quedando demostrado que niveles altos de infrasonido pueden alterar la función coclear y activar la corteza auditiva.

En el artículo, Chen y Naris sostienen que una de las fuentes de infrasonido estudiadas más intensamente son las granjas eólicas y aseguran que las compañías productoras de molinos de viento basan sus diagnósticos en análisis de ruido realizados con la escala compensada “A”, lo que conduce a mediciones inadecuadas porque atenúa las bajas frecuencias basándose en la supuesta insensibilidad del oído humano al infrasonido.

Según estos científicos, los potenciales cambios de largo plazo en la actividad cerebral por la cercanía a granjas eólicas están causando creciente preocupación ya que algunos riesgos a la salud física y psicológica debido a exposiciones a infrasonidos incluyen el “síndrome de turbina eólica” y experiencias paranormales.

Algunos síntomas de este síndrome son alteraciones del sueño, dolor de cabeza, molestia, irritabilidad y fatiga crónica. Aparecen a menudo cuando la persona está cerca de turbinas eólicas, o de una fuente de infrasonido, y desaparecen cuando se aleja. Una encuesta realizada sobre 70.000 personas en un radio de 2,5 Km de granjas eólicas arrojó que la mayoría describe el sonido como “silbido/latigazo” antes que de tono puro y reportaron mayores niveles de molestia originada por el ruido eólico en comparación con el del tráfico automotor.

Estudios científicos sobre experiencias paranormales han demostrado la presencia de infrasonido durante diferentes “apariciones”. En sitios donde la fuente era equipamiento de laboratorio, los reportes de sensaciones paranormales y avistamientos cesaron al detenerse el equipo. Las experiencias paranormales han sido atribuidas a cambios en las actividades cerebrales. Esto porque se asume que los patrones de hiperactividad o actividad anormal en el lóbulo temporal -que incluye la corteza auditiva primaria y secundaria-, pueden estar conectados con los síntomas psiquiátricos observados en el síndrome de turbina de viento y en las experiencias paranormales.

Si bien se admite que aún hay mucho campo de investigación pendiente, los resultados de los estudios descriptos permiten inferir que un principio precautorio básico debería evitar la “llegada” de la ciudad a las cercanías de estas granjas, bajo el riesgo de volver a editar viejas historias o, aún peor, de llegar a concluir que la “luz mala” es atribuible a la generación eólica de electricidad antes que a los restos fósiles de ganado.

Liberto Ercoli