Posgrados: Una discusión sobre su misión, naturaleza y necesidad.
La existencia en el país de una importante y diversa oferta en continuo crecimiento de cursos y carreras de posgrado suele conllevar implícita una polémica entre especialistas –y no tanto. ¿Cuáles son las reales necesidades de que un profesional cuente con un posgrado, qué tipo de posgrados requieren los sistemas productivo y académico y, en muchos casos, cuántas ofertas se implementan para satisfacer a los graduados y al medio, y cuántas otras para engrosar las arcas de las instituciones que los ofrecen?
A pesar que la implementación del nivel superior luego del grado se estableció en forma corriente en países innovadores y desarrollados a partir de la mitad del siglo pasado, la explosión de los posgrados en nuestro país reconoce lamentablemente un origen más reglamentarista que académico: el hecho de que a mediados de los años ‘90 la Ley de Educación Superior estableciera que para ser docente universitario es “deseable” poseer un título de jerarquía superior para ser docente en el grado.
Hasta ese momento, muy pocas universidades y –mucho menos- empresas, se preocupaban aquí por el tema. Aprobada la Ley –hoy cuestionada y bajo revisión- una gran cantidad de docentes universitarios corrió desesperada hacia las ventanillas de las oficinas universitarias encargadas de ofrecer estas carreras “a medida” de las necesidades. El temor a perder concursos por carecer de un posgrado actuó como disparador de la demanda … y de la oferta.
Distintos tipos de posgrado
Una primera clasificación de los diversos posgrados que se ofrecen en el mercado educativo surge con claridad: posgrados académicos y profesionistas.
El posgrado académico es aquel en el cual el tesista se forma dentro de un grupo o proyecto de investigación, con una planta local estable de investigadores formados, infraestructura y equipamiento, progresando en un plan de cursos cuyo objetivo es la confección de una tesis basada en la investigación exhaustiva de un tema. Los títulos terminales son magíster y doctor.
El posgrado profesionista es aquel que, implementado con un buen nivel académico, tiende a reciclar a los profesionales en el ejercicio de sus profesiones, pero con el objetivo claro de que el mismo permanezca en el ámbito privado generando innovaciones, empleos y riqueza. Los títulos otorgados en este caso son los de especialista y magíster.
Un caso de estudio destinado a graduados universitarios pero con título otorgante de incumbencias es el que se conoce como carrera de postítulo, en la cual los contenidos “ensanchan” la base de conocimientos de los cursantes en una determinada área, pero sin un nivel superior de conocimiento en los contenidos comparados con los del grado.
En general, se admite que los posgrados académicos deben ser gratuitos, basados en investigadores con dedicaciones exclusivas en el ámbito de las facultades, mientras que los profesionistas deben ser arancelados por cuanto están dirigidos al mercado de la producción y conllevan beneficios económicos. Esto último genera dudas pues se plantean situaciones de inequidad, ya que no todos los graduados logran que sus empresas financien los estudios de posgrado. El hecho de lograr fuentes de financiación genuinas (independientes del arancelamiento) es un tema no menor en la agenda del sistema educativo.
Las tres clases de posgrado enunciadas previamente son diferentes, pero de relevante utilidad según sea el ámbito desde el cual se las califica.
El impacto aún es escaso
Desde el punto de vista de las entidades educativas, la debilidad que se detecta en el ámbito de las carreras de grado es la escasez de masteres y doctores que eleven el nivel académico a través de la transferencia al grado de los resultados de la investigación disciplinar, promoviendo la formación de nuevos investigadores. En efecto, en los procesos de acreditación de carreras de grado, la CONEAU no ha valorado la formación de los docentes con posgrados no relacionados con las carreras (criterio de pertinencia), recomendando el dictado y cursado de maestrías y doctorados en las especialidades que se dictan en las Unidades Académicas, así como también estableciendo diferencia entre los posgrados acreditados de aquellos que no lo están (criterio de calidad). En el ambiente académico, es admitido que no debe ponderarse de la misma manera un master/doctorado en ingeniería que uno en docencia, gestión o negocios. En suma, no se trata de implementar “cualquier” posgrado donde se estime un nicho económico conveniente, sino aquellos que potencien y prestigien a la Universidad, quedando los primeros como una opción de extensión sin impacto alguno en la calidad de las carreras de grado.
Desde la óptica empresaria, pocas veces es valorado el hecho de que los profesionales posean posgrados, y cuando lo son, la preferencia es profesionistas o postítulos, y aún académicos. Es importante mencionar aquí que las empresas nacionales, e incluso las transnacionales que operan en el país, no poseen planteles de innovación y desarrollo que demanden doctores o magísteres, tal como ocurre en países de alto grado de desarrollo tecnológico en los cuales existe un mercado laboral fuerte para los posgraduados, así como un reconocimiento económico por su formación más allá del grado.
Para concluir
A más de una década de aquella explosión, proliferan variadas ofertas, muchas de ellas desde “usinas” remotas, implementadas a distancia y por lo general sospechadas de distintos grados de “liviandad” académica. Sin embargo, la experiencia adquirida –tanto por las instituciones como por los interesados- ha permitido que el sector se vaya depurando, separándose paja de trigo y evitando la banalización de los posgrados.
En la actualidad, la mayor parte de los posgraduados es retenida por las universidades y los institutos de investigación. Cabe esperar que la absorción comience a ser equilibrada por el sector privado, en base a la migración de una economía de “commodities” a otra basada en el conocimiento y la innovación. Para esto, el sector educativo deberá plantearse el acortamiento de las carreras de grado a fin de dejarle la especialización a los posgrados, concepto que conlleva cuestiones a resolver como la garantía de la equidad a través de un financiamiento genuino y de una oferta regional acorde en la totalidad del país, no sólo donde el mercado la hace posible.
Oferta de posgrados de la Facultad Ingeniería Laboral (Postítulo) Maestría en Administración de Negocios (Profesionista) Maestría en Ingeniería Ambiental (Profesionista) El Centro de Investigación en Mecánica Teórica y Aplicada de la Facultad –CIMTA- planea ofrecer un posgrado académico con título terminal de Doctor en Ingeniería con orientaciones Mecánica y Civil, a partir de 2008 o principios de 2009. |
Dr. Ing. Liberto Ercoli
Decano
Profesor Titular de Mecánica Racional
Departamento Ingeniería Mecánica