Un lugar para la discusión

«Mi opinión es que el único fin de la ciencia consiste en aliviar la miseria de la existencia humana. Si los científicos se dejan atemorizar por los tiranos y se limitan a acumular el conocimiento por el conocimiento mismo, la ciencia se convertirá en un inválido y las nuevas máquinas sólo servirán para producir nuevas calamidades.» Galileo Galilei» de Bertolt Brecht

Buscando una frase que resuma las intenciones que busca el equipo de trabajo de la SAE, se nos ocurrió esta. Hacer de la Facultad un lugar para la discusión. Esta tarea, impone la responsabilidad de un esquema de trabajo democrático, pluralista y sin ningún tipo de condicionamiento, ni en lo ideológico ni en lo académico por parte de quienes deben ser los responsables de llevar esta idea adelante.

Y aquí la primera pregunta: ¿quiénes son encargados?. La respuesta es inmediata: TODOS LOS INTEGRANTES DE LA COMUNIDAD UNIVERSITARIA. Desde aquellos que conciben a la Universidad solo como lugar de generación del conocimiento, los que la conciben como un lugar donde encontrarse con compañeros y profesores, los que piensan que la Universidad solo sirve en tanto y en cuanto, al cabo del tiempo, les otorgue un título profesional para desenvolverse en la sociedad, los que sostienen que la Universidad debe ser un puntual para el cambio social, etc.

De la enumeración anterior, ninguno queda excluido de la posibilidad de debatir. La segunda pregunta es, entonces, ¿debatir qué?. Ni más ni menos qué Universidad tenemos y cuál queremos construir. Temas como planes de estudio, duración de las carreras, cuatrimestralización de las asignaturas versus la antigüa anualización, calendario académico, trabajos a terceros, redes de apoyo académico y contención, deportes, viajes de estudio,conferencias, seminarios, atención médica y psicológica a los alumnos, salida laboral, inserción de los nuevos profesionales, etc., son los que diariamente se discuten en la Facultad, y, mal que nos pese, la participación no es la esperada.

Es cierto que la Facultad se nos presenta, desde lo lejano, fría y distante. Pero por su razón de existencia, no debería ser así. En la Facultad todos tenemos el derecho de opinar, de transformarla y de construirla. Ese lugar, aunque suene contradictorio, no está servido en bandeja, hay que tomarlo. Y esa es la cuestión más importante, poder vencer esa inercia de no participar, de no comprometerse, de solo ingresar al edificio, tomar clases y salir, «…de la casa al aula y del aula a la casa….».

Si buscamos los motivos de esa inercia, no podemos dejar de pasar por alto la fama instalada desde la época de la última Dictadura Militar de que en las Universidades se fomentaban los cuadros guerrilleros. Nada más equivocado ni nada más adrede. Las Universidades sí fueron lugares desde los cuales se discutía la liberación de los países del tercer mundo, las Universidades sí se oponían a los Gobiernos de Turno ante los atropellos a los derechos de la clase trabajadora, denunciaron las arbitrariedades, y eso molestaba. Siempre convino, desde ese punto de vista, una Facultad no comprometida con la sociedad que la sostiene, una Facultad que legitime el mote de «isla» dentro de la sociedad, una Facultad que se jacte de su excelencia, pero que no se interese por lo que sucede a su alrededor.

El desafío es enorme. Vencer la inercia de la no participación y lograr que todos nos comprometamos con una Universidad pluralista y no ajena a los avatares de la sociedad que la sostiene, para y por la que justifica su existencia.

Por eso te convocamos a construir este lugar, que persigue hacer de la Facultad un lugar para la discusión.

Ing. Carlos Vera
Secretario de Asuntos Estudiantiles