Ruido urbano

Una de las más graves consecuencias de esta situación es la contaminación acústica del ambiente, la cual afecta en mayor medida y en forma casi permanente al ser humano, no sólo en el trabajo, sino también en el resto de sus actividades sociales, incluido las de esparcimiento, ocio, descanso, y el imprescindible sueño. Este fenómeno así descripto es el denominado “ruido urbano”. O sea, el ruido generado por el hombre cuando realiza todo tipo de actividades.

Una de las principales tareas relacionadas con la investigación del ruido ambiente, es la determinación de los niveles sonoros que caracterizan los distintos sectores de una comunidad, los que luego son volcados para obtener los denominados “mapas acústicos”.

Estos mapas son utilizados para asociar los parámetros geográficos con los datos –ya sean medidos o calculados- de los niveles sonoros y de sus fuentes, permitiendo correlacionarlos con las condiciones de campo acústico y con parámetros temporales o estacionales, haciendo posible la planificación de espacios, el control de impacto de fuentes sonoras sobre el ambiente, la zonificación acústica, el control administrativo de la aplicación de normas, etc.

¿Cómo se confecciona un mapa acústico?

Los mapas acústicos se construyen tomando en cuenta diversos aspectos como: las características geográficas y arquitectónicas de los lugares, los datos de flujo vehicular, las denuncias de los vecinos, encuestas (valoración subjetiva del ruido), y mediciones preliminares en distintos sectores de la ciudad. Con los datos mencionados, se confeccionan “mapas” de niveles base de ruido, se determinan modelos predictivos y se correlacionan con las molestias ocasionadas a los habitantes de una ciudad.

Las normas utilizadas para la evaluación del ruido ambiente toman en cuenta las características de las fuentes fijas y móviles comunes en las calles de una ciudad, a diferencia de otras normas que sólo consideran la evaluación de fuentes específicas (por ejemplo: ruido en un ambiente laboral, ruidos molestos al vecindario, etc.), evaluando parámetros de medición que toman en cuenta valoraciones objetivas (mediciones) y subjetivas (Nivel Sonoro Continuo Equivalente –NSCE-, Percentiles, Clima de Ruido, Exposición al Ruido de la Comunidad, Índice de Día-Noche, Índice de Ruido de Tráfico, etc.)

La información detallada que debe contener un mapa de ruido implica realizar un informe pormenorizado sobre las condiciones atmosféricas en que se desarrolló (viento, lluvia, humedad, temperatura, etc.), la variabilidad de emisión de las fuentes, como así también las condiciones del emisor – receptor. Debe incluir datos sobre el momento del día estudiado, las actividades humanas, la variación de las fuentes, los días feriados y laborales, la densidad de tráfico, el mes del año y estación, entre otros.

Estos mapas deben también contener información cualitativa sobre la posibilidad de localizar el origen del ruido, la naturaleza de la fuente, y el carácter del sonido (tonal, impulsivo, etc.)

Cabe mencionar que desde el punto de vista de la valoración objetiva, es imprescindible contar con equipamiento adecuado (medidor de nivel sonoro integrador de calidad comprobada, software para el procesamiento de datos, analizadores de espectros de frecuencias, protectores antiviento, calibradores, trípodes, etc.) para asegurar la veracidad de los datos adquiridos.

La mayor o menor precisión queda acotada por la aplicación de los recursos mencionados en los párrafos anteriores y la disponibilidad de medios materiales y personal capacitado debidamente para realizar la tarea.

Conclusiones

La efectividad de estos mapas es comprobada cuando son utilizados por las autoridades locales, como mencionamos al comienzo, como herramienta para la planificación urbana, permitiendo detectar las fuentes más perjudiciales, y actuar sobre las mismas controlándolas a través de la generación y aplicación de normas, como así también estableciendo una zonificación acústica de la ciudad. Por otra parte, la repetición cada cierto período de tiempo de las mediciones, o la aplicación de modelos predictivos (como forma de evaluar las medidas correctivas aplicadas o los cambios urbanísticos proyectados o realizados), permiten llevar adelante un eficaz control del ruido en la ciudad.

Ing. Adrián P. Azzurro
Docente
Investigador del Dto. Mecánica
Director del GEA e integrante del GASM